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Ahora que estás, no te vayas. Para cinco minutos, lee, relájate y, si quieres, deja un comentario. No me quedaré indiferente. 

Monday 29 November 2010

the tale of Terribly Good Bertha



"Hace mucho tiempo, vivía no lejos de aquí una niña llamada Berta, que siempre se portaba bien y trabajaba mucho en la escuela y en su casa para hacer felices a sus padres y a todo el mundo. Berta nunca se ensuciaba, nunca llegaba tarde, siempre ordenaba sus cosas perfectamente, nunca decía mentiras y jamás cometía la más mínima falta de educación. Era una niña preciosa y además terriblemente buena. Tan buena que consiguió ganar cuatro medallas. Una de ellas decía: “A la más puntual”; otra decía: “A la más limpia y ordenada”; otra decía: “A la más educada” y la última decía: “A la mejor niña del mundo”.

Un maravilloso y soleado día, el rey del país donde Berta vivía invitó a la niña a comer a su palacio. Berta se alegró mucho. Para ella era un gran honor, así que se puso su vestido más limpio y más bonito y colgó sus cuatro medallas relucientes alrededor de su cuello. Para llegar al palacio del rey había que atravesar un bosque en el que vivía un gran lobo que siempre estaba hambriento. Cuando el animal vió a Berta con su precioso vestido y tan arreglada, caminando despreocupada por el bosque, pensó ¡Aha! ¡Qué niña tan bonita! ¡Tengo que comérmela enseguida! Y se lanzó a por ella. Berta se asustó muchísimo e intentó escapar a toda velocidad, mientras gritaba pidiendo auxilio.

Pero las medallas eran muy pesadas y no la dejaban correr cómodamente. Finalmente el lobo la atrapó con facilidad y se dió un sabroso festín con ella. Se la comió entera. Sólo dejó, curiosamente, las cuatro medallas..."

Hace mucho tiempo que no releeo este cuento y, he de admitirlo, esta es la primera vez que 'veo' la versión española que Txems hizo un día de él -con mi permiso, claro- y que de vez en cuando incluye en sus exámenes.


Bertha vino a mí hace ya unos cuantos años, en forma de dictado -si, lo digo, a veces escribo para mis alumnos, aunque ellos nunca lo saben- cuando esto de la escritura era difícil, inseguro y solitario. Ahora también lo es, aunque menos, porque Bertha forma parte de algo mucho más grande, que va lento pero seguro, que cambia todos los días y que tiene título y -creo- final, aunque sólo esté, de momento, en mi cabeza.


Hace poco Bertha reapareció en mi pensamiento después de un hecho estúpido pero que me hizo reflexionar. Un viernes cualquiera me viene mi querido Audicito Mc Queen, con la inocencia propia de sus tres años, con un papel enrrollado en el lunch pack del cole...


Sus primeros deberes.


Resulta que el chiquillo tenía que decorar un tomate para el lunes siguiente(sí, sí, parece coña pero es cierto)en un concurso de su clase, con la única premisa de que fuera ROJO. El crío está emocionadísimo, como es de suponer, porque es algo NUEVO...


¡Qué lástima de hijo! Con lo que a mí me gusta el rojo-que-te-cojo y no hay NADA de ese color en casa...


Dejo pasar el resto del viernes, parece que se le olvida, aunque a mí no...


Pasa el sábado...


Y llega el domingo.


Tarde aburrida. Hace un frio que corta la respiración, el maldito tomate se está convirtiendo en una preocupación seria, porque a él no se le olvida que tiene que decorarlo y yo sigo sin encontrar una salida 'roja' que darle al asunto.

Así que echo mano de la imaginación, nos sentamos los tres juntos (¿cómo iba a dejar al Señor Keke fuera de la fiesta?) y comenzamos a decorar el bendito tomate con todo lo que encontré a mano: plastilina, pintura de dedos, lápiz de labios, esmalte, unas bolsas del corte inglés...

Con nuestro resultado de lo más aparente, nos fuimos al baño (a quitar la plastilina del pelo de Audicito Mc Queen y la pintura de la cara del Señor Keke) y luego a dormir -¡sí, the sound of silence...!- después de una tarde de domingo de lo más 'roja'.

Día siguiente. Salimos del coche en dirección al colegio, los dos churumbeles, mamá... y el tomate. Los niños van contentísimos, y mamá... flipando en colores, porque se fija -'observo, luego existo'- en las otras mamás y sus tomates.

¡Hasta uno en 3D ví!

De vuelta del cole me encontré pensando en Bertha. 

¿Por qué queremos siempre que nuestros hijos sean los mejores, los que más destaquen, los que se lleven todas las medallas? Los más simpáticos, los más inteligentes, los mejores estudiantes, los más limpios... y nosotros terminamos haciendolo por ellos.¿A donde puede llevarles eso? Estoy segura que todos los padres quieren lo mejor para sus hijos, y es por eso que yo no hice sola aquel tomate (por eso y porque soy UN DESASTRE  con las manualidades, pero ssshhh...). Pasamos un rato redondo los tres y nuestro tomate no fue el mejor, pero no me arrepiento en absoluto. Si mi hijo tiene que ganar alguna medalla en su vida, quiero que sea por sí mismo y en lo que él quiera...

No quiero que el lobo termine comiendoselo entero...

...excepto las cuatro medallas.

Que disfruteis del cuento.

8 comments:

  1. ¿No eran cuatro medallas...;)?
    Precioso el cuento y la anécdota..y si,os puedo asegurar a todos que la Lady escribe de perlas,pero como dibujante o artesana se moríría de hambre...;)
    un besazo triple y,por cierto,seguro que el tomate de Audicito es para comérselo.
    :)

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  2. Muahahaha... muy bueno lo de las medallas, super Rose. Sí, es cierto, eran cuatro, compo los Cuatro Jinetes del Apocalipsis.

    Es cierto, ciertísimo, me comería los mocos como dibujante, menos mal que eso Audicito Mc Queen no lo sabe.

    Mimines y purrupaciones varias:

    LADY SANDMAN

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  3. Ey! qué buena buenísima metáfora sobre la "mesma vida" ...me lo apunto (digo el cuento jeje) pq reconozco que sí, que yo también quier medallitas hermosas y relucientes y que lucho constantemente contra ese impulso que me sopla al oido "lucha por una, lucha por una" ains, y cuando se trata del churumbel... uf! me ha costado, pero he conseguido aclararme y darme cuenta que el único reconocimiento que quiero para mi peque e incluso para mi es es de estar orgullosa de ser nosotros mismos, ni más ni menos. Por cierto, yo tengo arbol en folio para decorar y "especias fenicias" ñññññññññññ, todo para el jueves.

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  4. Si, sí, sí... las madres deberíamos aprender a no atosigar a los hijos a veces y dejar que tomen ellos mismos sus decisiones y se responsabilicen de sus cosas.
    Me alegro mucho que el cuento te haya gustado. Fue un placer.

    Mimines y purrupaciones varias: LADY SANDMAN

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  5. Me avergüenzo (menos mal que jamás lo leerá)de sentir muchísima angustia cuando mi niño, el mejor y más listo del mundo, empezó a fallarme en clase, y ahora,que es un vago redomado,aún confío en que se de cuenta, e intente "ser alguien en la vida"...A mi me hubiera gustado tanto verle muchas medallas colgando...(con cuatro me conformo)(jijijiji). Un beso y precioso cuento

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  6. Yo creo que hay que ir "en dirección a", "hacia", las medallas. Y luego saber mandarlas a tomar por c*** cuando uno ve que son, o van a ser, un lastre.

    Abrir caminos al pequeñuelo para que corra, y correr con él mientras sea necesario, me parece estupendo. Pero que un adulto consiga ganar SU medalla compitiendo contra unos parvulitos me parece patético, y una forma de maltrato infantil. Sólo hay una cosa más patética, y es un papá "agente de jugador de fútbol". Para eso tenía que haber órdenes de alejamiento.

    Tú has enseñado al pequeñuelo a colorear tomates. Los otros han enseñado a su pequeñuelo a hacer trampas. Esos ganarán medallas, pero caerán en el control antidoping, y si no, al tiempo.

    Por cierto, no te ofendas: creo que es "echo mano" :-)

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  7. Mónica, créeme: hay muchos padres que se angustian en exceso por sus hijos, no les dejan ni hacer la cama solos y luego pasa lo que pasa, que los angelitos no saben hacer ni la 'o' con un canuto si no están papá y mamá con ellos.

    Guti, como siempre, de lo más acertado (incluso con la ache, GRACIAS). Yo lo veo de tu mismo color, hay que dejar que escojan, que elijan, que se equivoquen, que para recogerles con cucharilla ya estamos nosotros. Mi hijo recordará cómo decoramos el tomate, lo que nos reimos. Yo recordaré su cara de orgullo cuando le dijo a la profe que lo había hecho -con ache, hehehehe- con su mamá y su hermanito.

    Mimines y purrupaciones varias: LADY SANDMAN

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  8. Feliz Año 2011!!!!! Esperamos noticias tuyas!!!!!Un besazo

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